May
10

La depuración con técnicas de Yoga

Por Yolanda Modrego

Fundadora y Directora de Programas de Alma de Yoga

En tiempos antiguos, antes del desarrollo de la ciencia moderna, la comida era considerada medicina. Los principios del comer saludable eran comúnmente conocidos y las propiedades ocultas de los alimentos y hierbas eran utilizadas para purificar, corregir desequilibrios y sanar.

Hoy en día, cada vez se acepta más el dicho “somos lo que comemos”. Y es que cada vez que comemos alimentos, estamos creando nuestro futuro ser.

Los practicantes de yoga saben que para vehicular las energías es de vital importancia mantener una dieta saludable y por ello se han desarrollado numerosos métodos para la purificación del tracto gastrointestinal, utilizando el agua, el aire o el barro. Una de las más populares es el Sankh Parchalan, consistente en beber grandes volúmenes de agua salada, seguido de ejercicios destinados a estimular la limpieza de todo el sistema digestivo.

El hecho es que algunos practicantes de yoga llegan a convertirse en auténticos especialistas de las combinaciones dietéticas. Desde la tradición yóguica se recomienda una dieta depuradora según la estación del año. El ayuno acompañado de una cura de agua es eficaz y de efectos intensos, pero susceptible de desequilibrar el organismo. Por este motivo, algunos especialistas recomiendan las llamadas dietas de plato único. Consisten en reducirse a un determinado alimento durante un cierto período con el objetivo de purificar el organismo.

Para producir un mayor efecto depurativo, es recomendable asociar el ayuno con la práctica del yoga y la meditación. No debemos olvidarnos de la mente pues es la principal propulsora de pensamientos tóxicos que se manifiestan en el cuerpo a través de las emociones y éstos suelen aflorar durante las dietas depurativas.

Dentro de los ejercicios que se recomiendan en la tradición del Kundalini Yoga para purificar el cuerpo se consideran especialmente aquellos que ayudan a limpiar la sangre y que favorecen al hígado y a la vesícula, órganos cuya función es procesar todos los tóxicos que ingerimos con la alimentación y todos sus excesos.

Entre los ejercicios recomendados, destacamos algunos de ellos:

- la respiración de fuego: una respiración continua, rápida y poderosa donde al inhalar el abdomen se expande, al exhalar el abdomen se relaja y se hace de manera fluida, dándole el mismo énfasis a la inhalación y a la exhalación.

La respiración de fuego es una respiración de purificación: limpia la sangre y vasos sanguíneos y libera de toxinas los pulmones. No la recomendamos durante el proceso de la menstruación.

- Todos aquellos ejercicios que favorecen el hígado y la vesícula por masaje interno a través del diafragma, por presión sobre la cavidad abdominal o arqueo inverso de la espalda. Entre ellos:

- En postura sentada: estirar la pierna derecha hacia delante y apoyar el pie izquierdo en la ingle (o la planta del pie tocando la cara interior del muslo derecho). Tomando los dedos del pie derecho, inclínate hacia abajo todo lo que puedas. Respiración de fuego.

Estira los músculos indicadores de la vesícula. (Sólo se hace con un lado, en este caso, el derecho).

- Rodilla izquierda apoyada en el suelo. Estiramos la pierna derecha y apoyamos las manos en el suelo por detrás. Levantamos las caderas y dejamos caer hacia atrás la cabeza. Levantar la pierna derecho a 60 grados. Respiración de fuego.

La postura de los brazos actúa sobre el hígado por mediación de los músculos romboides y pectoral mayor. La elevación a 60 grados estimula el hígado y el arqueo de la espalda hacia atrás favorece su irrigación sanguínea.

- Tumbados sobre la espalda: Cruzamos las manos detrás de la nuca en candado de Venus (entrelazando todos los dedos de las manos). Elevamos la pierna derecha con la rodilla estirada a 90 grados. Respiración de fuego.

Fomenta la circulación sanguínea en el lado derecho del cuerpo, el correspondiente al hígado y estira el músculo poplíteo.

La meditación también forma parte del proceso de limpieza. El estado de nuestra mente se refleja en nuestro cuerpo físico, por ello durante un proceso de ayuno o depuración recomendamos la práctica de la meditación junto con los ejercicios que favorecen la limpieza del hígado y vesícula.

Meditación purificadora de “la luz azul”

En postura “fácil” (con las piernas cruzadas), la espalda recta, barbilla ligeramente recogida hacia el pecho y las manos en gyan mudra (dedos índices y pulgares juntos) sobre las rodillas inspiraremos en cuatro tiempos y exhalaremos en uno.

Mientras inhalamos en cuatro tiempos visualizamos una luz blanca que penetra en nosotros a través de nuestra coronilla.

Al exhalar, visualizamos una luz azul que irradia por todos nuestros poros para recargar nuestro campo electromagnético o aura.

Tiempo: de 5 a 15 minutos. Con la práctica iremos prolongándola hasta 31 minutos.

Fuentes bibliográficas:

- Manual de Kundalini Yoga (Autor: Satya Singh)

- Manual para el primer nivel de la capacitación internacional de maestros por Kundalini Research Institute